“Buena parte de mi responsabilidad es exponer los números"

Es periodista especializado en economía pero Nicolás Lussich transitó por otra facultad: Agronomía. Incursionó en el periodismo agropecuario y hoy su voz se oye en radio Carve, su análisis está presente en Subrayado y su opinión en El País. En esta entrevista cuenta porqué lo apasionó el campo y qué significa el periodismo en su día a día.

¿Por qué surgió la agronomía? ¿Qué fue lo que en aquel momento te llevó a pensar en el campo como una posible salida laboral?

A mí la biología siempre fue lo que me atrajo muchísimo. En particular y, por ahí viene el interés económico, los procesos biológicos para la producción. Y eso es la agronomía ni más, ni menos. Pero es una combinación de inquietudes en ambos pilares. El proceso productivo, económico, evidentemente, porque la agronomía es economía, y todo lo que tiene que ver con los desafíos de la gestión biológica para producir más, para producir sosteniblemente. Y eso tiene fronteras con muchísimas cosas: con lo humano, con lo ambiental. En fin. La verdad es que siempre me atrajo mucho todo eso. Fue una carrera que hice con muchísimo entusiasmo. Digamos que si bien no son un agrónomo muy clásico, me enorgullece pila mi título. Más allá de que sí, como decís, muchos me confunden. Después de terminar la carrera hice una Maestría en Administración de Empresas, en la Universidad Católica en donde se suma mucho conocimiento de economía y de gestión por supuesto.


¿Llegaste a asesorar a alguna empresa o vincularte a la producción de algún tipo?

Sí, pero poco. Porque en definitiva, mi actividad profesional fue más bien de consultoría a nivel de organizaciones. Sí de algunas empresas en lo que es asesoramiento de mercados. Pero sobre todo a nivel de instituciones, de organizaciones gremiales, organismos financieros. Por supuesto que después mucha actividad periodística vinculada al agro. Ahí sí hay muchos años de trabajo. Y después de incursionar en el periodismo agropecuario me fui integrando al periodismo más general.


En esta etapa de sequía debe ser un estrés adicional para los que están en el rubro.

Es muy estresante. Pero al mismo tiempo debe ser de las cosas más interesantes que se les plantean a los agrónomos. Por ejemplo, todo lo que tiene que ver con la definición de inversiones en riego, suplementación nutricional, forrajes. Es interesante mencionar que realmente en el campo hubo una revolución impresionante en el Uruguay. Durante muchas décadas, en el siglo XX básicamente, el país tuvo una actividad agropecuaria muy restringida por mercados muy acotados, muy a la baja. Y, además, a veces irrumpían productos asociados de Europa o Estados Unidos que deprimían muchos los precios. Los productores tenían muy poca retribución por la producción. Era una producción mucho más extensiva. Desde que China empezó a crecer de una manera vertiginosa y a aumentar su gigantesco mercado, la demanda de alimentos y productos de campo subieron muchísimo. Con eso subió el precio de la tierra; las tecnologías mejoraron. Es como otro país lo que hoy ves en el campo uruguayo. Yo pude entenderlo desde el punto de vista económico, analizarlo, transmitirlo, hacer aportes. Y es un fenómeno impresionante lo que ha sucedido.


¿En qué momento sentís que te consolidaste como periodista de economía? ¿Hubo un momento bisagra? Algo llamativo es que recurrís a veces a apuntes pero muchos otros datos los tenés de memoria.

Es que los datos siempre te dan una base objetiva que en periodismo es clave. A veces incluso hay que tener cuidado de no exagerar, en el sentido de perderse entre los números y no enfocar. Los números son clave como base y después hay que hacer una buena transmisión de las cosas que están sucediendo. Yo diría como bisagra, son varios los momentos. Siempre me enfoqué en los temas de mercados, mercados agropecuarios; después, en el análisis económico en general. En televisión hice mis primeras experiencias en cable, después el comienzo en Subrayado en 2013 como columnista de economía que sin dudas fue muy significativo. Por ahí hay mojones muy claros. Sigo escribiendo en el diario El País y en radio he hecho muchísimas cosas. Siempre con el análisis de la economía y buscando aportar a la gente que no está tan metida en los temas qué cosas importantes están pasando. Es un trabajo muy lindo. Combina todo, la comunicación, la formación económica y el análisis.


Si los datos son objetivos, ¿por qué pueden haber interpretaciones tan distintas respecto de un mismo hecho?

Los datos no van a dejar de sacarle espacio a una discusión que puede ser política, social o filosófica. Y por suerte. Sino seríamos una especie de civilización mecánica. Lo que sí está bueno es no discutir sobre los datos. Los datos son lo que son; es decir, la inflación del año pasado cerró en 8,05%. Después se puede analizar más a fondo, la inflación en alimentos cerró 12%, el alquiler subió por debajo de la inflación.
Los datos son los mismos para todos. Cada enfoque enfatiza en algunas cuestiones. Y después por supuesto puede haber ponderaciones: porque para algunas personas una caída por ejemplo del salario del 2% puede ser muy importante; para otras personas, no tanto. Pero es el mismo 2%, de eso no hay dudas. Creo que el aporte de los números es muy importante porque sino la gente anda a ciegas y una buena parte de mis responsabilidad, justamente, es exponer los números. Pero después, sí, por supuesto, cada enfoque enfatiza en determinadas cuestiones. A veces se toma el dato puntual de un mes, otras veces los promedios.


¿Hay una mayor comprensión de los datos? Porque tampoco hay una formación estricta en economía en las escuelas o el liceo.

Yo creo que se ha avanzado. Capaz más por las malas que por las buenas. Después de la crisis de 2002 hay toda una generación de uruguayos que están muy pendientes del tema económico. Hubo que aprender por la mala. Me tocó reportar todo eso. Fue un momento muy duro. Las nuevas generaciones por suerte no lo vivieron. Es bueno transmitir que fue un momento muy duro para el Uruguay.
Sobre el tema educativo, me parece que hay un agujero tremendo que hay que encarar. Ahora el Banco Central con la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) firmaron un convenio muy interesante para trabajarlo en varios planos, con los docentes y con los alumnos también. Yo creo que a veces hay una aversión un poco cultural y capaz hasta ideológica en los temas de economía y el comercio. Para mí el comercio es clave. El comercio es la actividad mayoritaria de la gente en las sociedades. La gente comercia. Tiene su restaurante, kiosko, sale a vender cosas. Está en el mostrador de un banco. Está todo el tiempo comerciando, y es lógico, porque la vida social pasa mucho por el comercio. Por supuesto que hay gente que no está directamente vinculada al comercio porque tiene un puesto de trabajo. Puede ser un docente, médico, enfermero o alguien en una empresa. Pero es parte de la cultura. Y a veces hay como una aversión que en la educación podría aprovecharse mucho mejor a lo que significa el aumento de una venta, costo, un precio, un margen, una cotización. Porque, además, para la enseñanza de las matemáticas que han sido tan difíciles, manejar temas económicos es lo más fácil para los chiquilines. Manejar conceptos matemáticos de la vida real que podrían ser bajados a tierra. Puede haber un ganar - ganar. Ganar en en el entendimiento de la economía y ganar en el entendimiento de las matemáticas, que la verdad Uruguay tiene serios problemas en ese sentido.


Estás en tu biblioteca y eso inspira a preguntar, ¿qué lees estos días? Puede ser algún título que quieras compartir y hayas terminado hace más tiempo.

Me encanta leer. Últimamente capaz estoy un poco obsesionado con temas de historia. Estoy leyendo varios libros de historia a la vez. Leyendo y releyendo la Historia Económica de Uruguay, de Ramón Diaz; Europa: una historia, de Norman Davies. También trabajos periodísticos de colegas uruguayos. Estuve leyendo hace algunos meses algo de Juan Carlos Onetti. También de la escritora argentina, Claudia Piñeiro, que es muy buena. Trato de mezclar un poco de todo. Recurro a muchos libros de consulta. El libro no ha tenido sustituto más allá de la pantalla. Una articulación bien hecha de una historia o de un tema bien escrito no tiene sustitutos.


Para cerrar, compartinos desde cuándo son socios de SMI.

Yo nací en Impasa y toda mi familia es de ahí. La verdad es que tengo muy buenos recuerdos. Es una institución que ha crecido mucho. Lo que se ha hecho ahí en el sanatorio es espectacular, realmente. Y el arranque de la etapa de SMI a mí no me costó nada. Me parece buenísimo que se sumen esfuerzos, que si hay instituciones que puedan tener algún problema, puedan juntarse con otras y el proceso ha sido muy interesante. El trabajo siempre ha sido muy bueno. Muy contento con Impasa de siempre y con SMI ahora.

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