Entrevista a Conrado Arbiza Zabaleta: "Ni un día sin crear"

Conrado Arbiza Zabaleta hizo miles de dibujos en su vida. En los últimos tiempos el trazo cambió debido a la pérdida de fuerza en sus brazos. Esa es una de las consecuencias de la Esclerosis Lateral Amiotrófica, ELA, una enfermedad neurodegenerativa de la cual no se conocen las causas y que no tiene cura. A Conrado se la diagnosticaron en octubre de 2017.

Pero ni la poca movilidad en las manos, ni la incapacidad para levantarse de la cama ni tampoco el haber perdido el habla impiden que este dramaturgo y dibujante de larga trayectoria abandone el arte.

Sus obras de teatro se estrenan en Miami y Montevideo, sus ilustraciones se publican en medios de todo el país, y todos los días cientos de personas esperan que publique micropoemas y dibujos en su perfil de Facebook. "Sos un ejemplo", "sos un grande", "me das fuerzas" son algunos de los comentarios que recibe, pero él reconoce que solo cumple su meta: que no pase un día sin haber creado "algo".


- Hace poco en una publicación de Facebook decías que pensabas en la posteridad y que te gustaría que una "linda" calle llevara tu nombre ¿cómo era la calle de tu infancia?
- Una parte de mi infancia la pasé en la calle Capurro esquina Dragones, a una cuadra de las vías del ferrocarril. Entonces ya eran casas viejas en calles de adoquín, pasé por allí hace unos años, hacía 30 años que no iba, estaba todo igual. Y otra parte la pasé en la calle Irigoitía, cuando fuimos a vivir ahí eran unas pocas casas, la calle era de tierra y por años vivió en la esquina un viejo cuya casa era una planta, sin puerta ni ventanas nunca le vi paredes ni techo pero ahí estaba. Irigoitía creció, se construyeron más casas la calle dejó de ser de barro y se convirtió en una calle anónima y gris más de Montevideo.


- ¿Cuándo comenzaste a descubrir tu interés la escritura y el dibujo?
- Yo era lector y curioso, tenía al francés Sempé (Jean-Jacques Sempé) como a un dios del dibujo y a los textos Jaume Perich, otro dibujante. Un buen día me pasé al otro lado del mostrador, pasé de ser un curioso a un creador. Mi punto de partida fue a mis 30 años en 1984, mi interés era participar en alguna parte para ser una parte activa de la vuelta del país a la democracia, me dijeron que podría haber un lugar en un semanario, hacer dibujos de humor y lo agarré. Aprendí a dibujar mientras me publicaban.


- Trabajaste en los semanarios que surgieron con la reapertura democrática ¿qué te queda del dibujante de esa época tan efervescente?
- Estaba en 1984, muy tranquilo publicando los dibujos de humor y un día fui a la redacción y encontré que habían puesto dibujos míos en cada página del semanario lo que me hizo pensar ‘'acá pasa algo'', estaba en un buen camino y tomé más en serio lo que hacía. Después de ahí estuve 6 años en La Pulga, el suplemento de El Diario y después 14 años en el suplemento de humor de La República. Y hace 17 años publico en varios del interior, Cambio de Salto, El Telegráfo de Paysandú, El Heraldo de Florida, etc., la tira cómica FROO, historia de un padre y un hijo pingüinos, el choque entre el mundo adulto y el mundo infantil.
Lo que me mostró aquel 1984 es a no tener miedo, tirarme a la piscina y así ver si tenía algo, voluntad, ganas, talento, terquedad.


- Formás parte de los autores de microteatro. Actualmente hay obras tuyas en cartel en Sinergia ¿ fue complejo adaptarte a los 15 minutos de duración? ¿te parece que esta dinámica acerca al teatro a un público diferente del asiste a las obras convencionales?
- En Sinergia Teatro Breve los que lo llevan adelante son Gastón Torello y Marcos Manfrini y yo soy colaborador, como autor. En este mes de Agosto de 18 obras que se hacen, 4 son textos míos.
Lo de hacer obras de 15 minutos nació en Miami, en Microteatro de Miami. Hacía tres años que le mandaba obras a Miguel Sahid y un día me dijo que hacía una obra mía, que le gustaba, pero si la cortaba a 15 minutos. Dos meses tardé el reescribirla hasta que le dio Miguel el visto bueno a una de las reescrituras. Al final ese texto no lo hizo y estrenó otro, una versión libre de El jardín de los Cerezos, de Chéjov, llamada El Jardín de los Zapallos.
En medio de la historia con Miami una actriz me mandó un mensaje que la gente de Teatro Breve buscaba obras de 15 minutos, le mandé lo que hice, quedaron encantados y ahí seguimos ellos estrenando y yo escribiendo. Mi aprendizaje lo hice con los de Miami y mi cabeza hizo clic: veo en mi cabeza historias de 15 minutos por todas partes y ahora hay por ahí otras 8 obras breves aprobadas para hacer.


- ¿A qué lugares creativos nuevos llegaste ahora que, además de ser artista, sos paciente con ELA?
- Tengo muy en cuenta la regla de un dibujante ‘'cada tres meses hacer algo nuevo'', hacer algo nuevo en la tira cómica pero yo lo aplico a todo lo que hago. La ELA te tranca el cuerpo pero tenés la cabeza intacta, sigo creando cosas, adaptándolas a la enfermedad, empecé a pintar cuadros, cuadros minimalistas y primitivos, la enfermedad marca el estilo de los cuadros o sea que ''uso'' la enfermedad para mis fines.


- Te siguen muchas personas en Facebook que te conocieron a través de notas en televisión por tu experiencia con la ELA. Te destacan como ejemplo de vida ¿qué sentís cuando te hacen esos comentarios?
- Trato de aterrizar eso de ejemplo, respondiendo que lo único que hago es cumplir mis metas de cada día, ponerme metas y llegar a ellas. Lo que escribo en Facebook, lo que muestro es toda mi actividad, hacer un dibujo, un texto o un micropoemas antes ponía eso en carpetas en un cajón del escritorio, el Facebook es el cajón donde voy guardando lo que hago. De ejemplo nada, de tipo que no deja pasar un día sin haber creado algo eso si soy 100 x 100.


- ¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?

- Estoy escribiendo tres textos de teatro, de 15 minutos, dos son de humor surrealista que hay que armarlas bien. Salió la idea de un cuento infantil, cómo un viejo que no puede salir de la cama y se mete en un mundo de fantasía junto con su nieto, Mi Abuelo es un Astronauta, hacer las tiras para los diarios, pintar cuadros, pinto con las dos manos porque la enfermedad ataca de distinta manera a los brazos y tres o cuatro cosas más, cada día. Lo que más hago es no de.jar cosas para el día siguiente

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