La leche materna, pilar de vida

El viernes 3 de agosto, Julia, Angelina y Manuela miraban con ojos bien abiertos los globos que adornaban el anfiteatro del SMI. Jugaron, recibieron regalos y muchos mimos.

Pero no fueron las únicas: la sala estaba repleta de bebés con sus mamás y papás celebrando y reivindicando el poder de la lactancia.

En Uruguay solo el 35% de los niños son alimentados exclusivamente con leche materna hasta los seis meses. El porcentaje no está alejado del 38 que engloba a todos los países de América Latina.

Ampliar esas cifras es fundamental para, por ejemplo, disminuir la desnutrición y reducir el hambre a nivel global, uno de los Objetivos del Desarrollo firmados por los países miembros de la ONU en 2015. Uruguay entre ellos, por supuesto.

¿Por qué es tan poderosa la leche materna? Porque brinda a los niños todos los nutrientes que necesitan, los protege de enfermedades infecciones y crónicas, estimula el desarrollo sensorial y cognitivo y reduce la mortalidad. Y como si esas fueran pocas ventajas, colabora en la salud de la mamá, además de ser un alimento gratuito y seguro.

Desde 1992 el mundo celebra la Semana de la Lactancia, que va desde el primero hasta el 7 de agosto. Son días en los que se refuerza la campaña de concientización a través de charlas, publicidades y distintas acciones que visibilizan los beneficios de la leche materna. Este año el lema fue 'Lactancia, pilar de vida'.

A nivel nacional, el SMI se suma desde hace años a través del reconocimiento a las mamás que amamantaron a sus bebés de forma exclusiva hasta los 6 meses. La revista del SMI conversó con tres de ellas para conocer sus experiencias.

Uno de los mitos principales de la lactancia es que es 'fácil'. La Organización Mundial de la Salud cataloga el amamantamiento como un 'acto natural' y, a la vez, un 'comportamiento que se aprende'. Y para ello es necesario información y apoyo.

Antes de que naciera Manuela, Andrea Moreno y su esposo Miguel, no tenían dudas de que la beba sería alimentada con leche materna. Pero no pensaba que sería tan complicado como realmente lo fue. Para Andrea, que es pediatra y trata el tema de la lactancia, los primeros tiempos no fueron como los imaginaba porque no lograba que la niña tomara adecuadamente.
Estaba lastimada, dolorida y triste.
"Los primeros dos meses fueron de mucha frustración, de tristeza, llorar, llorar, llorar. Porque no podía, fue bravo", cuenta ahora. Y aunque Manuela ya tiene un año y dos meses -y sigue recibiendo la leche de mamá- Andrea se emociona al recordar.

Para ella fue esencial el apoyo recibido por el equipo de lactancia del SMI, disponible para las consultas y la contención telefónica y personal. Pero más allá de las especialistas, el pilar fue su esposo, Miguel. La experiencia de Andrea evidencia los conceptos tantas veces reiterados por los promotores de la lactancia: el rol activo del padre es necesario y fundamental para el éxito de esta etapa.

"Todos me decía que dejara porque estaba sufriendo demasiado y yo no quería dejar porque sabía lo importante que era. El único que me decía 'lo vas a lograr' era mi esposo. Era el que estaba conmigo de noche, de madrugada, y me decía 'vas a poder'".

El papá sostuvo a mamá e hija en esa temporada de llanto simultáneo:
"Llegaba a casa y me decía 'me duele como si fueran pinchazos de aguja', era un dolor que yo no entendía. Ella con miedo de no poder darle de comer y yo le decía 'tranqui que va a salir, seguro sale, hay que estar tranquilos', La niña estaba brava también, fue un mes un medio que lloraban las dos, y después se fue calmando y se calmaron las dos", cuenta.

Andrea volvió a trabajar a los tres meses, organizando sus tiempos para ordeñarse o alimentarla en alguno de sus trabajos. La vivencia de los primeros meses le sirvió, además, para ejercer su profesión con otra perspectiva.
"Yo ayudaba a madres con este tema y para mí era algo natural, que era fácil, que no tiene que doler, que tiene que ser un placer y, bueno, después es así pero al principio.

Me cambió en el trabajo en ser mucho más humilde, ponerse en el lugar del otro, no presionar, que no sientan culpa. La culpa es lo que más te mata en ese momento, y bueno, si se puede, se puede, y si no, no vas a ser menos mamá por eso".

El comienzo tampoco fue fácil para Jimena Wallace y su beba, Angelina. A pesar de que mamá y papá habían leído muchos libros y asistido a todas las charlas preparatorias, la teoría y la práctica no se unieron tan fácilmente.

"Nos costó un montón que se prendiera, tuvimos mucha ayuda acá, nos llamaban, fueron un montón de veces a ayudarme a ponerme en la posición adecuada y después fluyó...hasta ahora que tiene once meses y no tenemos miras de dejar".

Jimena trabaja los fines de semana y estudia de lunes a viernes por lo que se organiza para dejar la suficiente leche. Si bien su idea era que Angelina usara el vasito entrenador, finalmente la "cultura de la mema" se impuso.

"Había averiguado la cantidad de mililitros por kilo, la dejaba en frasquitos de vidrio con tapa de plástico, en el freezer. Me hice un banco de leche que ahora me cuesta un montón mantener porque empecé a estudiar así que llegó a casa y me ordeño para que tenga la mema del otro día"

La madre considera la lactancia un tema clave y por eso ahora comparte su experiencia y apoya a las amigas que están en la misma etapa.

"Me llegó el tema de la lactancia porque vi que hay tanto desconocimiento, incluso de profesionales: que si la comida, que si le das, que si no le das, que si no le llena.... el tema es que a veces si no estás informada puede llegar a afectar o a entorpecer. Yo no estaba dispuesta a que interfiera en algo que es tan lindo, de verdad. Y así es que estoy con todas mis amigas diciéndoles que no escuchen, que no tiene límites. Creo que la maternidad me la tomé muy a pecho...literal" (risas)

Después de nueve horas de trabajo de parto y, finalmente cesárea, nació Julia que hoy tiene un año y cuatro meses.
En el sanatorio no hubo problemas para la lactancia pero, claro, "es otra realidad", dice su mamá, Elena Bravo.
"Internada tenés todo el apoyo, en casa es otra realidad. Al principio incluso me llegó a lastimar. Cuando tuve el primer control, hablé con las chicas de lactancia y me sacaron las dudas en seguida. Fue un proceso".

Mamá y papá de Julia también asistieron a todas las clases preparatorias. Unas instancias en las que se evacuan dudas y miedos. Y uno de esos miedos que tenía Elena era no poder amamantar más allá de los tres meses de su hija, como pasó cuando ella misma era bebé.
"Preguntás qué podés hacer, qué tomar o qué comer. Está lleno de mitos el tema de la lactancia".
Por eso, dice, la información es prioridad. No solo sobre el cómo sino también sobre el marco legal existente para poder seguir una vez que las mamás se reintegran al trabajo.
En su caso, como funcionaria de un ministerio, continúa utilizando la sala especial que todos los lugares públicos o privados con más de 20 mujeres debe tener.
"Es fundamental porque los primeros meses cuando recién te reintegrás tenés que ordeñarte sí o sí. Hasta el día de hoy me sigo ordeñando porque ella toma. Nunca tomó mamadera ni chupete, siempre de la teta y después en vasito con sorbito".

Elena también reconoce que no siempre las mamás tienen disponibles las salas de lactancia en sus trabajos aunque exista una ley y que, otras veces, la sala está pero hay dificultades para usarla cuando se debería.
"A veces está la presión laboral para que no te vayas a la sala, no me pasó porque me ordeñaba igual pero la persona que no puede, no sé cómo hace. Habría que incentivarlo más, que se cumpliera más la ley. Tal vez eso es falta de información y por eso está bueno que los sanatorios informen, que hagan esas charlas, porque te está informando del derecho del bebé y el tuyo".

Por ahora Julia sigue siendo alimentada con leche materna y su mamá piensa seguir dándole hasta que pueda.

"No hay miras de dejar. Mientras siga teniendo, que siga. Si hay hasta los dos años, le seguiré dando. A veces no sé si no es más mimo que otra cosa pero la conexión es increíble, cuando te pone la mano acá (pecho) y te mira, eso es mágico".

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