Mariela Acevedo: la mujer de la payada

Hace más de 20 años que se subió por primera vez al escenario mayor del Prado para improvisar. Aprendió el arte desde la cuna, cuando escuchaba a su padre y a sus amigos payadores.

Es la única mujer payadora profesional de nuestro país y una de las pocas en el mundo. Enfrentó prejuicios, recorrió el mundo y se niega a creer que el arte de la improvisación se esté perdiendo en Uruguay.


- La improvisación está presente en vos desde siempre ¿no? Sos hija de un payador. 
Soy hija de payador, mi padre era payador, un payador aficionado. Yo siempre digo que no rimaba las palabras exactamente como debían ser pero cantaba con muchísima fuerza y mucha alma. Y era un apasionado de los payadores entonces me crié entre payadores, desde chiquita, desde que tengo uso de razón.


- ¿En Las Piedras?
- En Las Piedras, en Villa San Francisco, ahí fue que nací. Y mi padre era mucho de fiestas, de reuniones, vivía armando reuniones y siempre con payadores, con cantantes, que eso me dio el gusto de haber conocido...bueno, yo no había nacido todavía, mi madre estaba embarazada de mí, y estuvo en mi casa Horacio Guaraní, llevado por Aramis Arellano, que era otro payador. Ahí conocí a Aramis Arellano, Luis Alberto Martínez, Clodomiro Pérez, no sé, te puedo nombrar infinidad de payadores; todos los payadores, prácticamente todos estuvieron en mi casa. Mi padre llegaba de repente a las 2 de la mañana y le decía a mi madre "levantate a hacer un puchero" y yo era chiquita, tendría 3 o 4 años y me levantaba a cantar también.


- ¿Te levantabas a cantar?
- Yo cantaba desde muy chiquita, tengo grabaciones con 3, 4 años.


- ¿Qué cantabas?
- Cantaba valses, cosas que me enseñaba mi padre, un tema que se llamaba La Galponera, cantaba un tango... "de mi barrio yo soy la piba más bonita", yo no sabía ni lo que decía pero lo repetía. Entonces cuando reunía a los amigos me pedía que me levantara a cantar, a veces no me levantaba con muchas ganas, medio llorando, pero cantaba igual. Todos cantaban.


- Pero no payabas...
- No, el tema de improvisar...yo improviso desde el año 94 profesionalmente. Empecé mucho antes improvisando pero como que mi padre tenía un gran respeto por el tema del payador, lo era también...un día estábamos en una ronda, estaba el payador Torres Guillén, y otros más, y yo me quise largar a improvisar y me hizo con la mano que me callara. Mi padre falleció en el 92 o sea que fue muy poco lo que me vio improvisar. Para él era un máximo respeto, yo no podía salir improvisando....


- ¿Cuántos años tenías cuándo te frenó?
- Y tendría unos 10, 12 años. Él me veía con la guitarra-yo me acompaño con la guitarra lo esencial, lo básico, no soy guitarrista- me veía con la guitarra y me la sacaba, me decía "estudiá que con esto no vas a llegar a ninguna parte". Y quiso la vida que viajara por todas partes del mundo de habla hispana y no con el estudio ¿no? Pero las dos cosas se complementan.


- ¿Así que tu papá falleció en el 92 y vos hasta el 94 no improvisaste?
- Yo ya había improvisado en radios ahí. Un día el payador con el que yo empecé, el payador Héctor Guillén, que también vivía en Las Piedras, un día fui a la radio a cantar y él me dice "vamos a improvisar con Mariela", al aire lo dijo, hice unas décimas que no sé lo que dije pero ahí más o menos anduvieron. Después en el año 94, invitada por Rómulo López, que estaba en la parte del ruedo del Prado, que tenía mucha influencia en el Prado, me presentó delante de los payadores y entré actuando en el escenario mayor.


- ¿La primera vez en el escenario mayor?
- Sí, de entrada en el escenario mayor, fue con Juan Carlos Bares, un payador famosísimo acá y en Argentina, fue una preciosa payada. Yo improvisaba en cuartetas, nada más, pero claro, una mujer improvisando llamaba la atención. Después fue con Waldemar Lagos, con José Silvio Curbelo, y de ahí ya quedé...arranqué, no tuve que competir ni nada.


- Cuando tu padre te paró para que no improvisaras ¿pensás que era por ese respeto hacia el arte y que tal vez no estabas preparada o también por el hecho de ser mujer?
- No, por el tema de ser mujer, no. Yo siempre lo digo también, yo soy como mi padre, soy payadora pero más que nada respeto y admiro el arte del payador. Creo que para él era algo tan impresionante-yo escuchaba payadores en la radio todos los días con mi padre- que él me frenó como diciendo "esto merece su tiempo".


- ¿Y cuándo empezaste había una mirada prejuiciosa por ser mujer?
- Sí, aunque no les guste, lo tengo que decir. Yo siempre lo digo, con esto no condeno a los hombres payadores ni digo que estuvieron bien o mal, digo que en todo rubro donde el ámbito es machista, donde aparece una mujer- machista no en el mal sentido- donde todos son hombres, digamos, aparece una mujer improvisando no es usual, al principio me costó bastante.


- ¿En qué sentido te costó?
- En el sentido que me decían cualquier cosa. ¿Cómo una mujer improvisando? "vaya a lavar los platos" y otras cosas peores pero yo siempre me supe defender muy bien, me ayuda el tema del temperamento, del carácter y estar convencida de que realmente soy payadora y es lo que siento.


- ¿Cómo se estructura la mente para improvisar en una escenario delante de cientos o miles de personas?
- Todo el mundo tiene miedo de que te quedes en blanco. Eso me lo dicen los chiquilines, porque he dado clase improvisando también, he dado clases de filosofía improvisando y me preguntan si nunca me quedé en blanco, nunca me pasó. Hay un estructura métrica de la décima que uno ya la tiene en la cabeza y lógicamente vos tenés que rellenarla con palabras y contenido. Después que se hace una especie de hábito es difícil que te equivoques, también es difícil ir a tiempo improvisando, hay gente que hay que esperarla porque piensa un poco más. Por suerte no tengo problema. Siempre te hacen la pregunta de si se nace o se hace, yo pienso que es un poco de los dos: así como alguien puede tener la cualidad de pintar, que yo no la tengo, por ejemplo, creo que este es un don también, que se puede perfeccionar.


- Se entrena...
- Se entrena. Yo no improviso jamás, solo cuando voy a un espectáculo. Porque además me gusta sorprenderme...porque si yo me pienso una décima, pese a que tengo buena memoria, no podría repetirla, no me sale, me gusta sorprender a los demás y sobre todo yo misma. Hay como un desdoblamiento, no hablo de bipolaridad con esto (risas) pero vos te subís al escenario y sos otra persona. Todos me dicen "vos te transformás cuando estás arriba del escenario" pero es como que las musas hablan a través de uno, te abandonás a algo que se llama inspiración y sale lo que sale, fluye naturalmente. En la payada a contrapunto el otro te está preguntando cosas, te está diciendo cosas


- Tenés menos control de la situación.
- Claro, si el otro te habla de cómo está el día vos no podés hablarle de Artigas. A veces hay payadas que se ponen temas, que tenés que respetar el tema. Por ejemplo en San José, en el evento "San José de Mayo capital de la Payada", se ponen temas que generalmente giran en torno a temáticas gauchescas, yo siempre me quejo porque a mí me gusta el campo pero soy más de ciudad, lo mío es más vida, muerte, amor, pero no importa, se puede salir igual y hay que saber un poco de todo.
La mayoría de los payadores son autodidactas y no hay alguien que haya estudiado una carrera específica y a veces también me atacan con eso "ah, como usted es profesora" pero yo acá en la payada no vengo de profesora, creo que el mejor arte, la mejor escuela, es lo que aprendés de la experiencia, es gente con muchísima trayectoria. El otro día un compañero me recordaba que no solo la última payada hice con Carlos Molina, también la penúltima, en el Politeama, que justamente tocó el tema de la muerte. Y después en el teatro del Círculo, ya estaba muy mal de salud, la hicimos el 24 de agosto y él murió el 30. Y me acuerdo que no llegaba, iba la última payada con él, que él la pidió y para mí fue todo un honor, y llegó, venía entre el público con la guitarra muy agitado. Le digo "Molina pensé que no venía" y me dijo "yo nunca le iba a fallar a una dama". Esa fue su última payada y la penúltima, me recordaba Gustavo Capote el otro día, fue en el Politeama, donde él toca el tema de la muerte porque había muerto Aramís Arellano, que era otro payador muy amigo de él y además eran parientes porque las señoras eran primas. En una décima, cosa que jamás en su vida, se equivocó en la rima, yo no dije nada, por supuesto, y en la décima siguiente me dice "usted estuvo muy mal porque no me corrigió porque yo me equivoqué" y -recordaba este payador el otro día- que le dije "cómo le voy a marcar un error si tiene tantos aciertos", cosa que era verdad, una gran respeto por Carlos Molina.


- ¿No te acordás después de lo que dijiste?
- Sí me acuerdo, hay payadores que bajan y te dicen "dije tal décima", la décima exacta no te la sé decir pero sí el tema y las cosas que me vinieron y que hubiera querido decir, que se te viene y se te van, porque es un instante.


- Porque tenés que tomar una decisión en un segundo, menos de un segundo.
- En un segundo y tenés que escuchar al otro...no podés construir mientras el otro te está hablando, tenés que esperar y en el momento que él termina hacer referencia a lo que el otro habló.
¿Improvisás solo cuando vas a un espectáculo, en tu casa por ejemplo, no lo hacés?
La verdad que soy muy haragana, no tengo tiempo. Trabajo todo el día, no improviso nunca, cuando voy a un espectáculo voy confiada, no tengo problema. Si agarro una guitarra, improviso, pero estoy muy confiada, capaz que demasiado, no sé (risas)


- ¿Por ahora no tenés competencia con otra payadora mujer?
- No, no han surgido otras payadoras. Había otra muchacha que había empezado y después dejó, es un tema también que hubo mucho ataque, si vos no te mostrás muy firme es muy difícil. Hoy con hoy con mis compañeros todos tenemos la mejor buena onda, todos improvisamos por igual pero al principio es difícil una mujer improvisando. Somos muy poquitas en el mundo.
En Uruguay soy la única a nivel profesional, en Argentina hay tres, hay algunas muchachas nuevas que están apareciendo. Hay en Panamá, una muy buena que se llama Yazmin Muñoz, que somos amigas. Hay en Colombia y en Cuba, que es no vidente, se llama Tomasita Quiala, hay dos payadas mías con ella en youtube. Es no vidente y parece que tuviera la poesía en el alma, parece que ve otras cosas que no vemos nosotros. Hoy por hoy me es más complejo improvisar con una mujer, es como otro desafío. Con los hombres también, tampoco quiero hacer diferencia de género, pero hoy por hoy me he ganado el respeto, tengo mi trayectoria.


- ¿Hay competencia más allá del escenario?
- Yo creo que sí, alguno capaz que no le gusta o les va a parecer que no, pero la competencia está implícita en todos. Cuando uno improvisa con otro quiere hacer lo mejor posible y quedar lo mejor parada delante de la gente. Y fuera del escenario sí, es una arte donde el ego de repente esté más elevado que en otras artes, incluyéndome a mí.


- ¿De dónde te llaman más para trabajar?
- Del exterior es de donde me llaman más. Será porque no tengo mucho tiempo ni tengo representante para moverme acá, igual me llaman, siempre tengo trabajo acá o en el interior. Porque te llaman para las cosas más inusuales, tuve que improvisar una propaganda de medicamentos de un laboratorio, otro de shampoo, en eventos. En cumpleaños, muchas fiestas privadas, y en el interior donde hay encuentro de payadores, estoy siempre. Ahora del exterior, pese a que yo ya he viajado bastante y ahora no puedo viajar tanto, de repente, por el otro trabajo, es donde más te llaman y donde más valoran lo que uno hace. He viajado por muchos lados, Argentina, por supuesto, Brasil, a un encuentro que se llama "Mujeres del sol" donde van a mujeres de toda Latinoamerica: la hija de Violeta Parra, estaba de Argentina la cantante Adriana Varela, fue un encuentro muy interesante. Lugares de habla hispana, estuve dos veces en Italia, improvisando en Italia, primero por la embajada del Vaticano, cantando en Roma, en Venecia, en Asís, después en una segunda instancia acompañada por Julio (N de R: se refiere al guitarrista Julio Cobelli) estuvimos en una zona de Nápoles, en una Universidad, explicando lo que es el arte de la payada. Fue sumamente interesante.
Y después estuve también en el País Vasco, donde sí hay mujeres, se llaman "versolaris", hacen competencia de payada...es otro estilo, no es el nuestro, Algo muy interesante porque ellos improvisan solo con lo que te dice la palabra, yo a veces me acompaña con Julio o con la guitarra, o hago gestos, acá tiene que ser el puro don de la palabra, ellos improvisan con las manos en los bolsillos o las manos hacia atrás para no hacer ningún tipo de gesto. Y otra cosa interesante es que te hacen como una teatralización de la payada, ellos improvisan en euskera, que me lo iban traduciendo, cuando estuve en San Sebastián. Por ejemplo subís al escenario y te dicen "él es tu hijo, vos sos la madre, es la primera vez que llega borracho a tu casa" y entonces tenés que ponerte en ese lugar. Muy interesante, me encantó la metodología.
Hoy por hoy me es más complejo improvisar con una mujer, es como otro desafío. Con los hombres también, tampoco quiero hacer diferencia de género, pero hoy por hoy me he ganado el respeto, tengo mi trayectoria.


- ¿Escribiste un libro sobre la payada?
- Escribí dos libros, uno que se llama "El arte del payador" y el otro se llama "Te amo, payador". El primero es un relato del primer día del payador, que por decreto es el 24 de agosto, es un registro de las payadas que se hicieron en el Solís. Eso fue en el 96. Y el segundo es una entrevista a todos los payadores uruguayos y del exterior, hay uno de cada país de donde se improvisa en diferentes modalidades musicales pero en décima. En España es Trova, en Chile es La Paya, van variando las denominaciones pero la esencia es la misma.


- ¿Por qué elegiste ser profesora de filosofía?
- Siempre me gustó, estaba entre historia, literatura y filosofía. Yo siempre le digo a los chiquilines que me gusta más la docencia que la filosofía, me encanta la docencia. Pese a que tengo tatuada la palabra "payadora" y no "docente"; los chiquilines me dicen que me ponga en la otra mano "docente". Me encanta y creo que tiene relación, de donde viene la payada, que tiene un antecedente no solo de los españoles sino también de los antiguos griegos, en los ufistas, que tenían el arte de la palabra, el don de improvisar pero hablando, con fundamentos. Me encantó filosofía.


- ¿Tus alumnos saben que sos payadora?
- Sí, saben y me viven pidiendo que les improvise. Yo les digo que "acá no vengo a improvisar, vengo a dar clase" pero siempre que puedo trato de dar alguna clase improvisando y quedan extasiados. Lo que saco como resultado de esto es que cuando van a dar el escrito se acuerdan y dicen "ah, esta pregunta es la que dijo improvisando", obviamente, te filman y parece que les quedara más. Como no tiene acceso a esto, para ellos es algo nuevo, diferente.


- ¿Cómo se enteran que sos payadora?
- Por el tatuaje, empiezan a leer y leen cualquier cosa menos lo que dice (risas) y cuando les digo que dice "payadora" me pregunta qué es, entonces les digo que lo busquen en internet y buscan, y me buscan a mí. Yo como adscripta tengo ciclo básico, después bachillerato como docente. Les llama muchísimo la atención, incluso con un payador que falleció no hace mucho, Walter Apesetche, improvisamos en rap, que para ellos es más familiar, porque lo escuchan, pero también que vean que hay otras formas. Les encanta, lo que pasa es que no tiene acceso a esto.


- En Montevideo parece que se tuviera acceso a la payada solo en el Prado y en Roosevelt en la semana criolla. ¿Después hay lugares para ir a ver payadores?
- En semana santa y nada más, como que no hay otras cosas. Antes había, ahora no. Antes se generaban más espacios, había una agrupación de payadores, ahora ya no la hay. Es difícil, cuando no hay audiciones de radio, hay mucho poquitas, entonces ¿cómo difundís? Es un arte muy valioso, para mí, difícil de comprender si no lo ves.


- ¿Se está perdiendo?
- No, yo me niego a decir que se pierde aunque se esté perdiendo, valga la redundancia. Quedamos unos cuantos payadores, aunque han fallecido unos cuantos. Yo tengo un proyecto que presenté hace tiempo en primaria, que está en espera, para poder llegar a los niños, a las escuelas, sobre todo del interior. Yo tengo un disco que se llama "Payaniños", con todas temáticas de cosas uruguayas para niños de las escuelas, que todavía no he encontrado el apoyo pero mi idea es en algún momento ir, porque estoy segura que tiene que haber muchos niños y muchas niñas que pueden improvisar.


- ¿Cuántos payadores hay en Uruguay?
- Somos poco. Haber, hay montones, ahora que sean payadores es otra historia, que eso no lo evalúo yo.


- ¿Decís que se dicen payadores y no lo son?
- Pasa que van al Prado, van al Roosevelt y se apuntan y cómo evalúas vos que lo es. Porque en realidad hay gente que está improvisando y lo hace muy mal, en realidad no lo son, pero bueno, eso no lo puedo determinar yo. Pero payadores profesionales somos pocos, hace poco falleció uno gran payador uruguayo, Gustavo Guichon....quedan pocos, por eso la urgencia de que se pueda renovar, creo que el payador más joven ahora tiene 40 y pico de años, tiene que surgir gente más joven.


- ¿Y cómo se evalúa, recién dijiste que hay gente que improvisa mal, qué significa eso?
- Lo puedo decir porque se los he dicho a ellos directamente: si vos no tenés la estructura de la décima...cada verso, cada renglón de esa décima, tiene que ser octosílaba, no puede pasar de 8 sílabas. Cuando tenés el mecanismo en la cabeza no te pasa, yo si me paso de una sílaba me muero, no me ocurre. Pero si vos tenés gente que en lugar de 8 sílabas, hace 12 o hace 6 en cada verso y encima el contenido dice es cualquier cosa, no sé, viene hablando de zapato y te rima con casa, no tiene nada que ver, entonces eso para mí es improvisar mal, para mí el arte merece mucho respeto.
Hay gente que por rimar, dice cualquier cosa. Después lo que yo no tolero y para mí está mal es que si vos tenés 40 años y decís dos sílabas de más y no te das cuenta y escribís un verso en facebook y lo escribís con dos silabas de más es grave también, porque no estás improvisando, lo estás viendo. Para mí eso es improvisar mal.


- ¿Qué se evalúa en los concursos?
- Yo nunca concursé, sí fui jurado. Se evalúa el contenido, la forma, la presentación, la forma de cantar. No es un arte donde la mayoría de los payadores canten bien, hubo gente que no cantaba muy bien pero fueron excelentes payadores, como Héctor Umpiérrez, se me viene ahora, él manejaba dos tonos con su guitarra, no tenía una voz demasiado grata de repente, tampoco iba demasiado a tiempo pero yo de los que recuerdo era el más difícil de contrapuntear con él. Era sumamente habilidoso, conocía muchísimo de campo, además no sé cómo hacía pero siempre te llevaba al terreno de él improvisando, y si vos no sabés tenés que tratar de salir, él te llevaba al terreno de él. Tenía todos los recursos....murió con 90 y pico de años, siempre me decía "mija, si a vos te quieren encerrar en algo, decile que bastante tiene el payador con sacar el arte y la espontaneidad como para que le estén exigiendo un tema", él estaba en contra del tema en la payada, es más, siempre que le pusieron un tema nunca lo siguió.


- Porque al hacerlo temático te están restringiendo.
- Sí pero yo entiendo también que puede pasar que tenés 8 o 10 payadas que todos te improvisen sobre lo mismo. Por ejemplo, ahora, falleció Guichon, todos van a hablar de Guichon entonces si no ponés alguna temática para que se pueda abrir un poco....igual los temas a mí no me gusta, ya saben que yo nos les sigo el tema, yo también escucho las payadas anteriores, si 5 improvisaron sobre Guichon, haré una mención como corresponde pero no voy a hacer toda la payada sobre Guichon.


- El 24 de agosto es el día del Payador ¿qué se hace ese día?
- Se hace un encuentro, siempre en Flores. Creo que ahora es en el teatro, se llena, impresionante la cantidad de gente, se llena y queda gente afuera.


- ¿Con Cobelli qué hacés?
- Julio siempre me acompañó en la guitarra y los discos que he grabado los grabé con él. Hicimos una idea muy buena, que la gente siempre me la recuerda, que fue un contrapunto con la guitarra, yo improvisaba y él me contestaba con punteos con la guitarra. Pero venimos enganchados porque su padre era el mejor amigo de mi padre, me conoce de toda la vida. Su papá era cantor criollo, guitarrista, y eran íntimos amigos. Cuando yo era chica, tendría unos 10 años, mi padre tuvo un accidente muy grande y Floro Cobelli se quedó en mi casa, era el que me cuidaba porque mi madre estaba internada con mi padre, cuidándolo. Julio me conoce desde que nací, mis padre tenía una casa grande para el fondo y Floro se quedaba ahí, los payadores se quedaban ahí, se armaban reuniones, iba Julio, es más, mi padre logró algo que no tiene nadie, lo grabó a Julio cantando, afina muy bien, aunque no canta. Una amistad de siempre.


- ¿Y cuándo empezaron a trabajar juntos?
- Cuando empecé a improvisar y a grabar los primeros discos enseguida lo convoqué a él. Y también viajamos juntos, él acompañándome con la guitarra, él viaja más que yo, es más conocido que yo.


- ¿Se te complica viajar por el trabajo en los liceos?
- Se me complica por los liceos pero igual puedo tomarme licencia. Yo ahora...uno ya ha viajado bastante, creo que si me largás en Roma llego a todas partes con ojos cerrados, porque me encantó, fui 2 veces pero me encantó. A España, a Cartagena, fui 6, a un encuentro que se hace en Murcia, se llama Trovalia, muy interesante, el que improvisa es uno y el que canta es otro. Le van diciendo en secreto al cantaor. Se hace con ese sistema que es muy interesante. Fuimos intercambiando y yo le iba diciendo al cantaor, se dan esas cosas muy interesantes. Como el encuentro de mujeres de diferentes partes del mundo improvisando, también es muy bueno. En Chile estaba Yazmín, que es la panameña, la colombiana, Tomasita Quiala, Cecilia Astorga de Chile y yo, que eso no se da nunca, es muy difícil. Muy, muy interesante, muy emocionante. La cubana canta en son cubano, acompañada por músicos, la panameña también, después tenés Puerto Rico, que este año apareció una chica improvisando, que también tiene un ritmo muy bonito, muy movido, muy diferente al nuestro, Chile con el guitarrón chileno, Argentina con la milonga, como nosotros. Estos intercambios están muy bueno porque yo hoy por hoy improviso en todos los ritmos, con Colombia improviso como si fuera colombiana, se ponen pistas, como si fuera una cumbia. Acá en el Prado, el año anterior, hice con Papillo, que se llama Luis Paz Esquivel, que es uno de los más brillantes payadores cubanos junto con Alexis Díaz Pimienta, improvisé toda en punto cubano, igual que él. En el son cubano vos hacés 4 versos y tenés que esperar, con la milonga vas a ritmo, realmente salió muy buena, muy buena. La gente me esperaba en milonga pero para hacer algo diferente.
Venezuela también tiene un payador muy bueno que usa el apodo El Ciclón, que es de Isla Margarita. De Panamá improvisé con Arcadio Camaño. Hay lugares que son clásicos, vas a Chile y la gente pide quién improvisa con quién, la gente siempre me pide con Camaño, con Emiliano Sardiñas, de Cuba, muy bueno.


- ¿Hay temas que se reiteren en tus improvisaciones, que siempre estén presentes?
- No sé si hay temas que se reiteren, hay fundamentos....es como la vida, yo estoy hablando contigo o con quien sea y hay cosas que forman parte de mi personalidad y de mi vida que se van a reiterar siempre. Siempre el tema de mi padre está presente porque me hacen referencia, la mayoría de los payadores me dicen "y yo que estuve en tu casa", porque es de verdad, creo que hay uno o dos que no fueron a mí casa, los demás, todos, de reuniones todos los días y todas las madrugadas y largas reuniones.


- ¿Cuándo te uniste al SMI?
- El que me hizo el nexo fue Julio. Yo era socia de otro lado, no estaba muy conforme y cuando abrieron esa posibilidad de cambiar, me cambié. Hace bastante años ya, una atención de médicos y de especialistas muy buena. Tenemos una gran amiga, la doctora Natalia Silva, que ahora tuvo un bebé, y como Julio conoce a todo el mundo, me conocen a mí también. Para mí la atención es muy buena y estoy sumamente conforme.


- ¿Qué te parece una pequeña improvisación para el final?
- Una décima a pedido y sin nombrar el lugar,
va el sentimiento cordial, del alma, de mi sentido,
porque sé que tú has venido para entrevistarme aquí
Natalia te digo así, sin cometer la falacia, yo te digo muchas gracias, saludos al SMI.

 

 

 

 

 

 

Imprimir contenido