28/03/24

Imprimir contenido

Uso de electrónicos

La pandemia de COVID 19, la cual nos encontramos atravesando, ha significado una conmoción para las personas y familias.

En muchas partes del mundo se ha implementado un confinamiento social obligatorio, adoptando medidas drásticas para intentar controlar la pandemia y disminuir sus repercusiones.

Las autoridades de nuestro país han optado por el confinamiento voluntario, exhortando a la población uruguaya a adoptar ciertas medidas para la protección de la salud. En este sentido se evidencio un alto acatamiento.

Estas medidas sin duda han producido un impacto a nivel laboral, económico, social y familiar, sobre todo por el cierre de los centros escolares, donde se ha tenido que reorganizar el funcionamiento y las rutinas habituales del núcleo familiar. Los adultos han tenido que pasar a cuidar a los hijos a tiempo completo, colaborar en las tareas escolares, no descuidando las actividades domesticas ni laborales. Todo lo cual, sin duda, ha sido un estrés adicional.


Las consecuenciencias producidas las podemos denominar "Pandemia secundaria".

En un estudio reciente realizado por UNICEF en nuestro país, en relación con el comportamiento de las familias en el contexto de COVID 19, se evidenció alta prevalencia de preocupación, ansiedad y miedo. Mas del 90% de las familias han sufrido cambios, presentando un porcentaje de ellas, aumento de castigo físico hacia sus hijos. Se presume que también han aumentado las situaciones con sospecha de abuso sexual.

Hay evidencias científicas de que la "cuarentena" y el aislamiento preventivo pueden tener consecuencias en la salud mental de niños, niñas y adolescentes, según concluyeron recientemente expertos que revisaron una serie de estudios pediátricos.

Una investigación realizada al inicio de la pandemia, revelo que los chicos sometidos a cuarentena son cinco veces más propensos a necesitar consultas en salud mental, que aquellos que no estuvieron encerrados.
Son múltiples los efectos psicosociales que puede experimentar una población expuesta a una epidemia.

En la población infantil se evidencia aparición de síntomas depresivos, ansiedad, alteraciones de conducta, comportamientos regresivos mostrándose como niños más pequeños y con un mayor apego a sus adultos referentes, desórdenes de la alimentación, sueño, lesiones autoinfrigidas e ideas de muerte.

Si estos síntomas estaban ya presentes, se objetiva un aumento de los mismo.

Si bien en forma progresiva se ha dado en nuestro país la reapertura de los centros educativos, con medidas de extremo cuidado., en todo el mundo millones de niños, niñas y adolescentes, se han visto afectados por el cierre que aun se mantiene.

Los beneficios que brindan estos espacios como ser la socialización y juego con amigos, la actividad física y recreativa, acceso a las meriendas y/o almuerzo, entre otros, se ha visto también afectado.

Muchos de estos estudiantes toman sus clases y socializan cada vez más a través de internet. Pasar más tiempo en las plataformas virtuales puede exponer en mayor medida a los niños y jóvenes a situaciones de riesgo.

El tiempo de uso de pantallas e internet se ha visto notoriamente aumentado, no habiendo en muchos casos un tiempo estipulado para ello, lo cual puede exponer a los niños a contenidos potencialmente dañinos, violentos, no aptos para su edad, así como a un mayor riesgo de sufrir ciberacoso.

Internet se ha convertido en el medio más popular utilizado por la población, especialmente por los niños y adolescentes. Se estima que cada cinco años, se triplica el numero de usuarios menores de edad.

Los niños y adolescentes utilizan Internet, no solo para realizar las tareas escolares, sino en su mayor medida para socializar y para actividades de ocio, como ver películas y series, escuchar música y jugar a juegos en línea. Internet ha hecho la vida más cómoda, ahorra tiempo y acorta la distancia entre personas; a medida que se generaliza en la vida de los jóvenes, ofrece oportunidades, pero también conlleva riesgos.

El impacto negativo del uso de Internet en los individuos y sus vidas a menudo se subestima.

La forma en que se relacionan con las pantallas (sea computadora, Tablet, celular, entre otros) influye en su comportamiento y puntos de vista e incluso en el desarrollo de su cerebro.

Los adultos pueden notar que, al intentar sacar por ejemplo el celular, porque el niño ha estado un largo periodo con el mismo, se producen enojos, agresividad hacia los otros o ellos mismos, incapacidad de lograr entretenerse con actividades no relacionadas con una pantalla, incapacidad para poder establecer un juego con otro niño, negativa a esperar los turnos teniendo que ser "todo ya", alteraciones en la alimentación y el sueño, entre otros.

También se pueden presentar problemas físicos como dolor de espalda, cuello, dolor de cabeza, aumento de peso, fatiga visual y tendinitis.

Los niños y adolescentes son más susceptibles a renunciar a actividades de la vida real para pasar a la realidad virtual.

Por lo tanto, cuando el uso de Internet comienza a ocupar una gran parte del tiempo de los niños y adolescentes, afecta a su estado de ánimo, y pone en peligro su funcionamiento y rendimiento académico y social, puede convertirse en un problema que requiere intervención.

Hay una correlación, en donde cuanto más tiempo se dedica a videojuegos en Internet, peor es el rendimiento académico, y el jugar a juegos violentos en Internet se asocia a mayor agresividad. Es común que este tipo de juegos pensados para adultos, donde hay gran monto de agresividad, sean jugados por niños que no comprenden claramente y no logran diferenciar entre juego y "realidad". Por lo que pueden evidenciarse miedos, dificultad para conciliar el sueño, pesadillas e incluso replicar con sus amigos las "batallas violentas" simulando el juego.

Los adolescentes con trastornos emocionales y conductuales también son más vulnerables a los efectos negativos del uso de Internet.


RECOMENDACIONES PARA LOS ADULTOS:

  • Escuchar a los niños, niñas y adolescentes. Preguntar si se sienten solos, preocupados o tienen miedos.
  • Es fundamental mantener rutinas de alimentación y sueño.
  • Promover el juego, acompañarlos en las tareas escolares y fomentar el contacto con amigos y familiares a través de videollamadas.
  • Hablarles en un lenguaje que puedan entender y aclararles sus dudas, pero no dar más información de la que preguntan.
  • Establecer normas sobre cómo, cuándo y dónde se puede utilizar internet. Un exceso o desequilibrio en el tiempo de uso, puede afectar seriamente el desarrollo psicomotor, social y emocional del niño.
  • Recordar las recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría, que sugiere evitar exposición a pantallas a bebes menores de 18 meses. Entre los 2 y 5 años, no mas de 1 hora al día ya que se debe dar lugar al desarrollo de la imaginación y el juego, dejando que el cerebro madure a su propio ritmo. A partir de los 6 años se debe hacer un uso con sentido común, donde no se afecte el sueño, la realización de actividad física y el vinculo con amigos. En todos los casos se recomienda supervisión por adultos, evitar su uso mientras se alimenta y en las horas previas a dormirse. 
Tener en cuenta que los niños aprenden por imitación, por eso hacen lo que ven en sus padres. Cuanto mas tiempo sus padres pasen con la computadora, el celular u otros electrónicos, es más fácil que el niño intente jugar con esa tecnología.

Ante cualquier duda, no dude en consultar con su medico de referencia e incluso con el equipo de Salud Mental, donde con gusto se brindará valoración y orientación con los aspectos antes mencionados.

Tener presente que: "Los niños tienen una gran capacidad de adaptación a nuevas situaciones, pero la sociedad tiene que ayudarlos a comprender las incertidumbres y cambios de hábitos durante la pandemia".

Dra. Liliana Moretto Di Donna
Psiquiatra Pediátrica






Encuentre este contenido en:
https://www.smi.com.uy/mvdcms/Institucion/Uso-de-electronicos-uc701