De recuerdos y reencuentros

Entrevistas a Imilce Viñas, Roy Berocay y Fernando Cabrera.

Durante sus 40 años de vida el SMI ha recibido a miles de socios entre los que se encuentran actores, músicos, escritores y personalidades de la cultura en general. En estos últimos años muchos de ellos han sido entrevistados por esta revista. A través de esos diálogos fuimos conociéndolos más allá de su actividad pública; buceando en  historias de infancias, de aprendizajes, de búsquedas y encuentros con esa profesión y pasión que los convirtió en figuras destacadas dentro del ámbito socio cultural uruguayo.
Hoy, como forma de celebrar este aniversario tan especial, repasamos algunos pasajes de las entrevistas a Imilce Viñas, Roy Berocay y Fernando Cabrera.

La primera vez que la actriz Imilce Viñas fue entrevistada para esta revista fue en noviembre de 2006, una tarde de mucho calor. Estaba trabajando en los ensayos de
''La Escuela del Escándalo'',  una obra del inglés Richard Sherydan, que se estrenó en el verano del 2007 y que fue muy aplaudida por la crítica y el público.
En su casa, con su esposo Pepe Vázquez apareciendo de vez en cuando para ofrecernos agua o café, Imilce recordó su infancia:
''Yo era de esas nenitas que dicen versos en las fiestas y poemas, era una niña que veía mucho teatro porque la familia de mi madre vivía en Montevideo así que veníamos bastante los fines de semana y vi mucho teatro con mi abuelo y con mi madre. Después que me mudé para acá iba casi todos los fines de semana''.
A sus 12 años, la niña  de ojos grandes y claros que pronto afianzaría su amor por la actuación se mudó de Villa Rodríguez, en el departamento de San José, a Montevideo. Y el cambio no pasó desapercibido: ''Si bien reconozco mis orígenes, me siento muy montevideana. De todas formas en ese momento fue un choque grande porque fue un cambio de status de mi familia: mi padre era jefe de ventas en un molino harinero que se incendió y tuvo que venir acá a trabajar en otro molino pero me adapté y la pasé bien''.

Con una edad similar a la de Imilce, Roy Berocay también vivió una gran mudanza que lo marcó para siempre. En el 2009, el músico y escritor contaba cómo fue para él, con 10 años, emigrar a California:
''Para mí fue una experiencia de esas que te cambian la cabeza, ver otro mundo, que es todo mucho más grande de lo que podes suponer. Yo no sabía nada de inglés, había hecho 3 meses y llegar a la escuela sin hablar una palabra y ver que todos los demás no tenían problemas en comunicarse fue fuerte. Pero a los 10 años, te puedo asegurar, que a los 3 o 4 meses estás hablando como cualquiera porque aprendes de la misma forma que aprende un niño a hablar y terminás pensando en inglés. La vuelta, al principio, también fue extraña pero me acostumbré bien. En California tenía muchos amigos, curiosamente-hay gente que no me cree pero es verdad- mis tres mejores amigos se llamaban John, Paul y George.''
John, Paul, George ( y Ringo) también eran los mejores amigos de un adolescente Fernando Cabrera que escuchaba maravillado los discos de Los Beatles. Hoy, con más de 30 años de carrera, el músico sigue reconociendo la influencia del grupo en su vida y su forma de crear: ''Era una cosa muy peculiar, que hoy no sucede,  que un grupo que saca hasta dos discos por año, durante 8 años, logre que sus discos  no se parezcan y dentro de esos discos una canción no se parece a la siguiente, ni a la siguiente, son  todas diferentes. Esa marca, que fue producto de un pico creativo de la humanidad que es irrepetible, también  estaba en Dylan, en Hendrix, y más cercano en Piazzola. Cuando vos te formas con ese ejemplo, con ese marco, te queda un poco eso, de tratar de ser variado''.

La actividad creativa siempre estuvo presente en la vida de Imilce, de Roy y de Fernando. Desde la infancia se marcaban inquietudes y gustos y, en el caso de Cabrera, el estudio fue fundamental: ''El tema de la música en mí siempre fue… ¿viste como cuando vas a la escuela? que no te consultan ni nada, vos tenés que ir a la escuela, bueno,  a mí me pasó un poco eso porque a los 6 años recién cumplidos me mandaron a estudiar guitarra, con una profesora del barrio. Apareció una profesora en el barrio y mi madre me mandó a estudiar ahí. No te olvides que estamos hablando de hace más de 40 años y a los niños ni se les pasaba por la cabeza discutir lo que decían los padres: un día me trajeron un paquete, un guitarra, un libro de solfeo, un cuaderno pentagramado y la noticia que la semana que viene empezaba a estudiar guitarra. Te cuento esto porque la música está para inserta en mi destino de una manera casi que ni siquiera elegida, desde la niñez. Lo mismo me pasó después con la composición''.
Para Roy el camino fue más autodidacta: aprendió a tocar la guitarra solo, tratando de imitar a sus amigos por eso cree que la formación musical ''acorta el camino''. Así lo decía: ''Creo que te acorta mucho el camino, te ahorra mucho tiempo. Ahora hay una conciencia bastante extendida en ese sentido: los pibes cuando dicen ''voy a tocar''  se ponen a estudiar, todos estudian ahora y eso explica que haya una generación de músicos impresionante... y siguen saliendo. Lo veo en mis hijos (Demian y Pablo también integrantes de La Conjura.) Pablo tiene siete años de piano encima y saben mucho más de cuestiones técnicas y de armonía que yo. MI otro hijo, el más chico, Bruno que tiene 16, toca la batería y hace tres años que está estudiando ¡y no sabés cómo toca!... entonces yo digo: estudiar música está bueno''.

El segundo encuentro con Fernando Cabrera fue en un bar de la Peatonal Sarandí, en marzo del 2012. El músico ya nos había recibido en su casa un par de años antes pero ahora su carrera y vida tenía nuevos agregados: en el 2011 recibió varios premios (un Iris , dos Graffitis y tres Discos de Oro) viajó por el Uruguay con la gira ''Primera Vez''- justamente visitando lugares a los que nunca había llegado- y descubrió que en muchos países Latinoamericanos su música era escuchada y reconocida. No fue una ''explosión'' sino un proceso natural, tal como decía él: ''No es un pico violento que haya habido recientemente sino que mi trabajo y trayectoria siempre ha tenido un ascenso leve, un ascenso moderado, pero siempre fue de a poquito mejorando. Nunca tuve lo que se dice un boom o un pico, algo violento. Siempre en una mejoría constante, que es una linda manera de que te pasen las cosas también porque todo es como natural, se van enganchando las cosas''. Y las cosas se fueron enganchando mucho antes: ''yo tomaba clases de orquestación, iba al conservatorio, pero ni siquiera pensando en ser músico profesional, era por el gusto de aprender, por placer, por seriedad, si me hubiera gustado otro hobby lo hubiese hecho de la misma forma. Después la vida me fue llevando, fueron llegando las actuaciones, los discos pero sin ponerme nunca esa meta''.

Pero que las cosas fluyan no siempre es tan fácil. A veces es necesario llegar al fondo para tomar una decisión y encontrar las formas de llegar a la meta. Una crisis, un ''click''. Roy lo contó así: ''Yo probé todos los trabajos que se te pueden ocurrir: fábricas, oficinas, venta de libros, barcos pesqueros, de todo pero no encajaba en ningún lado y sufría mucho por eso. Ya me había casado ( a los 19 años) y sentía que no iba por ahí. Hice una crisis existencial, estuve como 3 meses tirado mirando el techo y un día algo hizo un quiebre y decidí que iba a hacer lo que quería hacer o no iba a hacer nada. Fue una cosa como de apostar todas las fichas a algo y podía perder todo, fue una época complicada. Entré a pensar en qué cosas me gustaban y lo que me gustaba era escribir y hacer música pero tampoco era un delirante porque me daba cuenta que era difícil vivir de ser escritor en Uruguay. Lo más próximo a ser escritor y con lo que podía ganar plata era el periodismo así que conseguí una máquina de  escribir y escribí cosas que yo consideraba artículos periodísticos-que no lo eran en lo más mínimo-y empecé a recorrer redacciones de diarios. En el diario El Día, les gustó y me encargaron una nota sobre la Escuela de Iniciación Musical (la primera nota que escribí en mi vida), la publicaron y me pagaron. Después me enteré que iba a salir un semanario ''El correo de los viernes'' fui a hablar y me encargaron unas notas de música que también publicaron; el secretario de redacción de ese semanario también lo era de ''El diario'', allí necesitaban una persona para policiales y me tomaron. Fue algo que se dio bastante rápido, creo que pasaron dos meses a partir del momento que decidí que quería escribir. Estuve dos años como cronista policial, trece como corresponsal de Reuters, también estuve en semanarios y revistas pero siempre consideré el periodismo como una etapa intermedia para poder escribir''.

Imilce también hablaba de crisis. De ahí que  los últimos años de su vida los dedicara a la dirección más que a la actuación: ''Pienso que son crisis, momentos que pasan, es una crisis con la actuación. Es que yo actué mucho, un número muy grande de funciones y desde el 2000 en adelante hice esfuerzos muy grandes para mi edad en aprenderme monólogos, por ejemplo, y, aunque tuve muy buena acogida del público, había algo que no me llenaba tanto. Artísticamente, de alguna manera, no me sentía bien, había una forma en la expresión artística que me estaba faltando y la dirección cubre con creces eso por eso todos mis proyectos son de dirección, no puedo hacer proyectos de actuación... tendría que ser algo muy particular''.

En tanto artistas, los tres nos hablaron de su relación con el público. Roy contaba con que naturalidad lo trataban los niños, sus lectores: ''Fue una de las cosas que me llamaba la atención al principio porque me trataban como si me conocieran de toda la vida y eso está bueno. Después empezás a pensar y cuando hay un autor que te gusta mucho vos sentís que lo conoces, a mí me pasaba. Yo admiro mucho a Ernesto Sábato y siento que es una persona a la que quiero mucho y nunca en mi vida lo vi...''
En tanto el cantautor Fernando Cabrera decía: ''En un principio la cosa es más generacional y te siguen los que son más como vos, los que se identifican con la manera de hablar, tus letras, tus músicas. Pero con el correr de los años, afortunadamente, algo que me encanta y quiero creer que tuve parte en eso de no plantear fronteras etarias, son todas personas: una persona de 4 años o de 97. Viejo, joven,  flaco, gordo, de derecha, de  izquierda, del interior, de la capital. Yo intento abarcar a todos pero claro que no le llego a todos: las clases sociales existen, todos esos matices existen. Te facilitan conectarte con los tuyos y un poco te imposibilitan conectarte con los demás pero yo no hago hincapié en lo que yo soy, trato de abrir, trato de representar''.
Sus trabajos en televisión convirtieron a Imilce en una figura popular y su personaje ''Doña Coquita'' era recordado constantemente por el público que se encontraba con la actriz: ''La gente me saluda y me dice ¿cuándo vuelve?. Yo entiendo que es muy popular y es un personaje con el que se divirtieron mucho pero que yo no quisiera volver a hacer porque lo hice durante 31 años''.

Tres historias, tres voces, tres creadores que pasaron por esta revista. Y hay muchos más…

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